
Síndrome de Banda Iliotibial
Por: Dr. Oscar García
El correr y la práctica del ciclismo, son de las actividades más seguras en estos tiempos de contingencia y que permiten disfrutar de las bellas mañanas o tardes de invierno, sin embargo, hay que cuidar no sobreexponer a nuestras extremidades inferiores, ya que la práctica excesiva de estas actividades, pueden desarrollar el Síndrome de la Banda Iliotibial.
Ésta es una lesión común por sobreuso, típicamente afecta a corredores, ciclistas y militares, el cual se caracteriza por dolor en la cara externa de la rodilla, asociada a actividades con movimiento repetitivo. La banda iliotibial es un engrosamiento de los tendones de la cara lateral del muslo que se originan de los músculos de la cadera y llega hasta el hueso por abajo de la rodilla.
El proceso se produce por fricción de esta banda contra el extremo distal del fémur o por inflamación de los tejidos entre ésta y el hueso, todo producido por la flexión y extensión repetida de la articulación.
Es la causa más recurrente de dolor en la cara externa de la rodilla de corredores y ciclistas, afectando aproximadamente al 5% de ellos, aquejando también a quienes practican futbol, basquetbol, triatlón, esquí y remo.
Quienes corren subidas y bajadas, o en terreno con declive o inclinación lateral, en los que corren a baja velocidad, o quienes aumentan súbitamente la distancia o intensidad de entrenamiento, pueden llegar a presentar este padecimiento. Asimismo, en los que tienen las rodillas arqueadas como charro, rotación interna de las piernas, debilidad de los músculos de la cadera y pies planos o “tobillos vencidos”.
Generalmente el dolor se presenta cerca del final de un entrenamiento o carrera para luego irse presentando cada vez más rápido al iniciar el ejercicio o aún en reposo. En la mayoría de los casos el diagnóstico se establece con la historia clínica y exploración del paciente. Las radiografías y otros estudios como Resonancia Magnética pueden ser de utilidad en casos seleccionados.
TRATAMIENTO
El manejo incluye reposo, modificar la actividad que produjo el dolor o disminución de la intensidad de la misma, y luego un regreso progresivo a la misma. De igual manera, la aplicación de hielo local, ejercicios de fortalecimiento a los músculos de la cadera y de estiramiento a los de la cara lateral de la rodilla, así como frotarlos con un bastón o rodillo son parte de tratamiento.
Medicamentos analgésicos para el dolor y anti-inflamatorios, e incluso la aplicación de inyecciones con Cortisona en el área dolorosa pueden apoyar en la atención a este padecimiento, logrando una mejoría en la mayoría de los pacientes en un periodo de 6-8 semanas, reservando la cirugía para aquellos raros casos que no responden al reposo y manejo conservador después de 6 meses.
