Los niños, un espejo del adulto
Por: Psic. Gabriela Castelazo
Que estaba muy “rebelde” y “berrinchudo”, que era complicado hablar con él y en la escuela, tenía problemas de conducta.
Sabemos que al trabajar con niños, lo hacemos de la mano con los padres y su estilo de crianza, pero, te has puesto a pensar ¿Qué estamos haciendo como adultos y qué estamos dejando de hacer?
El comportamiento del menor es un reflejo de nosotros mismos.
Algunos están sobre estimulados, estresados, con poca tolerancia a la frustración, creemos que, llevándolos a terapia o a un taller socioemocional, su conducta cambiará por completo.
En efecto, esas estrategias ayudarán, pero debemos irnos más a fondo, tratar de entender el comportamiento del niño y ver qué de mi conducta está afectándolo… ¿Cómo estoy vinculándome con él?
Debemos ser conscientes de que el desarrollo socioemocional del niño comienza en la relación con sus adultos cercanos.
Se sabe que los primeros años, no logra regularse por sí mismo, es por ello que el adulto juega un papel muy importante en el desarrollo.
Si nosotros nos manejamos desde el amor, la empatía y escucha en un ambiente calmado y de confianza, el pequeño tendrá la certeza de que en un momento de estrés tendrá contención y estará acompañado.
¿Cómo podemos lograr un vínculo afectivo positivo?
- Enfócate en las conductas positivas, empodéralo
- Juega con él
- El juego es la mejor manera de conectar con otras personas
- Tómalo en cuenta
- No desvalorices sus sentimientos o pensamientos por ser pequeño
- Promueve la honestidad emocional
- Platica con él sobre tus sentimientos y escucha los suyos
- Aprende a relacionarte con él desde sus emociones, no sólo desde su conducta
- Utiliza tus brazos como contención
- No hay nada más reconfortante que el abrazo cálido de nuestras figuras de apego
- Pon límites, los límites son amor
La manera en que el niño perciba a sus figuras cercanas será la manera en la que él se perciba ante el mundo.
Hagamos niños felices y seguros de sí mismos.
Cambiemos la mirada hacia nosotros mismos para lograr vínculos fuertes y sanos.
“Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos”: Frederick Douglas.