¿Frío o calor? ¿Qué aplicar de acuerdo con cada lesión?
Por: Julia Felicitas Allmann (dpa)
Se trate de un brazo golpeado o un pie esguinzado, cuando ocurren este tipo de lesiones lo mejor siempre es seguir el lema “pausa, hielo, compresión, elevar”, explica el médico deportivo alemán Axel Klein.
En el caso de una patada dolorosa en la tibia jugando al fútbol, por ejemplo, lo ideal es elevar la pierna, colocar un vendaje apretado, aplicar una bolsa con gel frío y fijarla con una venda ligera, según señala el vicepresidente de la Sociedad Alemana de Medicina Deportiva y Prevención.
El frío reduce las inflamaciones y los dolores
Las inflamaciones se producen cuando se dañan pequeños vasos sanguíneos. El frío hace que estos vasos se contraigan y se cierren más rápidamente. También inhibe la transmisión de señales de dolor hacia el cerebro. Es decir, que hace que la lesión ya no duela tanto.
El ortopedista y cirujano alemán especializado en accidentes Thomas Gottfried aconseja echar mano del frío en el caso de todas las lesiones agudas, incluso cuando se trata de contusiones o fracturas, pero nunca cuando se trata de heridas abiertas.
Cómo evitar congelaciones
Sin embargo, hay que tener cuidado a la hora de usar el frío. Si no se tiene ciertas precauciones, se pueden producir congelaciones en la piel. “Hay dos reacciones perceptibles al frío”, explica Gottfried.
Primero hay cierto dolor causado por el frío, que es normal y no es motivo para suspender el tratamiento, describe. “Luego hay un efecto de acostumbramiento, seguido de un segundo dolor causado por el frío. En ese caso hay que tener cuidado e interrumpir el frío para evitar congelaciones”, indica el especialista de la Sociedad Alemana de Ortopedia y Cirugía Ortopédica.
Según precisa, este segundo dolor causado por el frío es señal de que la temperatura del cuerpo está bajando y eso puede llevar a un terreno peligroso.
Gottfried señala que si uno trabaja con compresas frías o chorros de agua fría no suele haber riesgo alguno. Pero en el caso de bolsas de hielo o hielo granulado, recomienda no usarlas durante más de 30 minutos y hacer una pausa.
”Si se trata de compresas de hielo muy frías, conviene colocar un paño de toalla sobre la piel para no dañarla. En estos casos hay que aplicar frío durante 15 a 20 minutos”, añade.
”Otra posibilidad es frotar repetidamente un cubito de hielo por la zona lesionada”, señala Axel Klein. Esto hace que el cuerpo no esté expuesto al frío de forma permanente, pero sigue teniendo un efecto de alivio del dolor.
Por otra parte, Klein recomienda enfriar la zona afectada durante dos días como máximo. “A más tardar al tercer día hay que estimular el metabolismo para que los tejidos se irriguen bien”, aclara. El frío excesivo no es bueno para esto.
Teniendo en cuenta estas indicaciones, se puede aplicar frío tranquilamente en casa sin ayuda de un médico. No obstante, hay algunas excepciones. ”Hay que tener cuidado en el caso de ciertas enfermedades, como por ejemplo trastornos circulatorios o sensibilidad al frío”, dice Thomas Gottfried.
Lo mismo vale en caso de trastornos en la sensibilidad, dado que esto hace que los mecanismos de advertencia estén desactivados. “Estas personas no suelen percibir el dolor que causa el frío”, indica.
La aplicación de calor, como por ejemplo con bolsas de semillas, bolsas de agua caliente o lámparas de luz infrarroja, puede ayudar a calmar el dolor, aunque no en el caso de lesiones agudas.
”El calor ablanda los tejidos”, explica Gottfried. Esto es de ayuda en el caso de músculos exigidos, como cuando se tienen agujetas. ”También es útil en el caso de adherencias de tejidos o cicatrizaciones. Puede ser de ayuda en todos los casos en los que hay alteraciones en los tejidos”, apunta.
El calor dilata los vasos, lo que mejora la circulación de la sangre. Además, tiene un efecto calmante del dolor. “Por eso el calor se usa también para aliviar dolores menstruales o en el caso de inflamaciones crónicas”, dice Gottfried.
Las manchas rojas y el dolor son señales de advertencia
En principio, no es peligroso que se formen manchas rojas sobre la piel debido al calor. El problema es si, además de manchas, hay dolor, ya que de acuerdo con el experto, esto puede derivar en una quemadura de primer grado.
Si bien este tipo de quemaduras son reversibles y sanan sin dejar rastros, siempre hay que tener en cuenta que el dolor, combinado con manchas rojas en la piel, debe ser tomado como una señal de alerta.
Axel Klein también aconseja estar atento a la propia percepción cuando se aplica calor. “Debería ser un calor agradable”, afirma el especialista en ortopedia y medicina deportiva. En su opinión, lo mejor es apelar a la moderación.
Por otra parte, recomienda usar las bolsas de semillas o las lámparas infrarrojas varias veces al día en vez de usarlas una vez al día durante mucho tiempo.
”También hay que tener cuidado con las infecciones recientes”, dice Thomas Gottfried. “El calor puede suponer un esfuerzo excesivo para el cuerpo”, explica.