Fractura de clavícula

Fracturas de Clavícula

Por: Dr. Oscar García
Cuida la movilidad de tu brazo

La clavícula es un hueso que conecta el brazo con el tronco, le da soporte y estabilidad al hombro, la articulación con mayor movilidad del cuerpo. Su fractura es común a todas las edades y habitualmente sucede por una caída sobre el hombro o el brazo. En recién nacidos, puede surgir al momento del nacimiento.

Cerca de ella pasan nervios y vasos sanguíneos importantes que van hacia los brazos, pero es muy raro que estos se lesionen, aún en las fracturas desplazadas. Generalmente cuando la clavícula se fractura, existe dolor e incapacidad para elevar el brazo, el hombro parece estar caído hacia delante y abajo, existe inflamación en el área o incluso se ve una deformidad.


El doctor debe checar si la piel sobre la clavícula se encuentra bien, así como la función y la circulación de sangre hacia el brazo antes de planear el tratamiento, así como descartar otras posibles lesiones asociadas. El diagnóstico se confirma con radiografías.

En la mayoría de los casos, estas fracturas pueden manejarse sin cirugía, particularmente en los niños. Habitualmente se utiliza una especie de chaleco o arnés en forma de 8 para inmovilizar el hombro y medicamentos para disminuir el dolor, mientras la fractura cicatriza. Esto sucede en aproximadamente un mes en los niños y unos 2 a 3 meses en los adultos. En algunos casos la fractura no cicatriza y en otros lo hace, pero en una posición diferente a la original; ambas pudieran ser corregidas mediante una operación. Las fracturas tardan más en cicatrizar en personas diabéticas y en fumadores.

Fractura de clavícula

Las principales indicaciones para operar una fractura de clavícula son:
Desplazamiento mayor a 2 cms. de los fragmentos

Fracturas expuestas

Fracturas con lesión de arterias, venas o nervios

Fracturas de clavícula bilateral

Fracturas asociadas a fractura del húmero del mismo lado

La cirugía consiste en acomodar los huesos y fijarlos con una placa y tornillos metálicos o en ocasiones con clavos o varillas especialmente diseñadas para ello. Las placas y tornillos generalmente no se retiran a menos que produzcan alguna molestia, en tanto que los clavos pueden colocarse a través de incisiones más pequeñas que los tornillos; pueden retirarse una vez que la fractura ha cicatrizado.


La cirugía ofrece la ventaja de acomodar y fijar los fragmentos de hueso en su posición original, también tiene posibles complicaciones como infección, sangrado, lesión a vasos sanguíneos y nervios, así como aflojamiento o ruptura de las placas, tornillos o clavos. Existen casos en los que los clavos se desplazan y pueden lesionar estructuras vecinas, como el pulmón, etc.

Afortunadamente en la mayoría de los casos, se logra un excelente resultado y se recupera la movilidad y fuerza por completo.